Arde Roma bajo la mirada de Nerón

José Eduardo Limón Camacho.

Analista

“Mira Nerón de Tarpeya: A Roma cómo se ardía: gritos dan niños y viejos y él de nada se dolía; el grito de las matronas sobre los cielos subía, como ovejas sin pastor unas a otras corrían, perdidas, descarriadas, a las torres se acogían… Lloraban los dictadores, los cónsules a porfía, daban voces los tribunos, los magistrados plañían, los cuestores lamentaban, los senadores gemían, llora la orden ecuestre, toda la caballería por la crueldad de Nerón, que lo ve y toma alegría’’. -Autor anónimo-

La gloriosa ciudad imperial, se consumía por la fuerza invencible de las llamas, tras de sí dejaba una estela de desolación que nunca pudo generar el temido ejército de Aníbal o el saqueo sanguinario de los Vándalos. Los gritos de dolor y desesperación clamaban al cielo pidiendo un poco de lluvia para que la tempestad pasara, pero sus hados no los escucharon; corrieron en busca de su “divino Emperador”, pero mientras Roma se consumía, él tocaba la cítara desde su balcón y se deleitaba en sentirse poderoso ante la adversidad.

Actualmente nuestro país, vive una situación similar a la que vivieron aquellos romanos, la única diferencia podría ser que Andrés Manuel cambió la cítara por el bate de béisbol, pero en esencia, la risa y el desprecio ante las necesidades y las tragedias que vivimos los mexicanos sigue siendo la misma.

A medida que avanza este gobierno, las carencias se van agravando y la urgencia por respuestas concretas ante problemas perfectamente bien identificados, sigue siendo, la enorme deuda que el presidente tiene con este país. Ya nos ha demostrado, que aquello de 12 años atrás, era demagogia y palabras bonitas de un hombre, que desde el principio ha tenido la consigna de incendiar el país para someternos a las directrices comunistas que gobiernan Cuba y Venezuela.

La estrategia es sencilla y bastante vieja: dejar que el país entre en colapso, que se saturen los hospitales debido al pésimo manejo de la pandemia, que la inseguridad se apodere de las calles, que la economía se desplome, que las instituciones autónomas se centralicen o de facto desaparezcan, que el Poder Judicial se doblegue a los caprichos del Ejecutivo, que los legisladores reformen leyes sin análisis ni debate previo; en definitiva, que todos los males sobrevengan y dejen al pueblo en un estado de necesidad en el que dependa irremediablemente del Estado, una situación en la que tengamos que humillarnos ante el Nerón Mexicano, para conseguir lo mínimo e indispensable para vivir.

Tristemente, la sumisión de los funcionarios públicos para con el régimen es cada día más ignominiosa y mucho más afrentosa para los mexicanos. La democracia, resultó ser su mejor aliado para imponer su mayoría sobre la cordura y las razones. El voto popular, los convirtió en amos y señores de nuestro destino y han sabido sacarle bastante provecho.

Tan es así, que en tan solo una semana los sumisos legisladores de Morena y del PT, recortaron el presupuesto a los Estados y desaparecieron 109 fideicomisos sin ningún análisis ni debate previo; además, ya han anunciado que promoverán una reforma a la Ley General de Salud para conseguirle a MALO un bono de 33 mil millones de pesos que él administrará libremente.

Convenientemente Andrés Manuel, se ha apoyado en un discurso de constante conspiración en su contra y de su agenda comunista, para al igual que Nerón, culpar del incendio que él mismo ha generado, a los que en definitiva representan la clase social más peligrosa para su itinerario; los que piensan por sí mismos.

Pero ningún infortunio dura para siempre; al principio la sociedad romana resistió los insultos y la tiranía del Emperador, pero después de un tiempo se colmó la paciencia de los romanos y lo depusieron por la fuerza de su trono. Nerón humillado y exiliado, una vez más se dejó llevar por la demencia que siempre lo caracterizó y en algún rincón del mundo terminó suicidándose.

El Nerón mexicano, poco a poco empieza a tomar tragos amargos, ya sufrió su primer descalabro electoral en Hidalgo y Coahuila y la ciudadanía ya no lo aguanta más; en definitiva, el incendio debe terminar. No podemos permitirnos, que el señor del palacio disponga de nuestros destinos y que nuestras vidas queden a merced de sus ocurrencias. 14 años tardaron los romanos en quitar al tirano; espero que el nuestro tenga sus días contados hasta las elecciones del 2021.

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