La clase media se polariza.

Por Ethan Tejón Herrera.

Analista

Tras las pasadas elecciones del pasado 6 de junio; las enormes diferencias ideológicas, políticas y económicas de los mexicanos, no han hecho más que hacerse más notables en nuestro día a día.

Cómo si se tratara de una tipificación o de segmentación; los mexicanos (sin importar la posición económica), nos encontramos enormemente divididos y un reflejo de esto es el resultado de la pasada contienda electoral.

Aunado a esto las victorias del oficialismo en once gubernaturas, marcaron la pauta para continuar con el proyecto de nación obradorista, pero no influirán directamente en las decisiones que emanarán desde el Congreso de la Unión.

A pesar de que la alianza opositora cumplió su propósito de impedir que el partido en el poder obtuviera la mayoría calificada en el legislativo, sus resultados electorales dejaron mucho que desear, a pesar de que se granjeó de grandes victorias como en la Ciudad de México, por ejemplo.

Sin embargo la odisea de la coalición “Va por México”, apenas comienza a arrancar motores y se espera que compita en los distintos procesos electorales en la nación que tendrán lugar hasta que llegue el tan esperado 2024: año de la sucesión presidencial.

Un factor decisivo de sus hazañas electorales, fue el gran apoyo que obtuvo de las bases sociales provenientes de la clase media urbana. Un grupo poblacional no tan numeroso como lamentablemente aquel perteneciente a los mexicanos en calidad de pobreza y extrema pobreza, pero de importante peso y capital político para la elección de representantes.

Inclusive este estrato social que apoyó el proyecto de cambio en 2018, ahora en 2021 le dio la espalda por no sentirse representado y ahora se ha convertido en el más reciente blanco de ataques provenientes por parte del poder ejecutivo.

Un ejemplo de esta afirmación son las victorias de la oposición en la zona metropolitana de la Ciudad de México, de Guadalajara y de Monterrey.

Mientras tanto el capital político clasemediero se le escapa de las manos al oficialismo, este nada en aguas profundas y en dirección contraria para caer bajo el regazo de la oposición.

Cabe recordar que un gran referente que ha logrado y ha sabido capturar la desilusión de la sociedad mexicana ha sido Ricardo Anaya.

Mismo que esta semana lanzó un video promocional en el que entrevistó a ciudadanos al azar, mismos que le comentaron acerca de sus sueños y aspiraciones.

Mismas aspiraciones que erróneamente han sido catalogadas como “egoístas” o “aspiracionistas” por parte del titular del ejecutivo.

En un mundo globalizado y competitivo aspirar no es malo y no es ningún pecado. Sin embargo las declaraciones del Presidente no han hecho más que polarizar a la misma clase media que lo ayudó a catapultar el poder y le ha valido animadversión.

Considero que el Presidente debe cruzar con cautela, ya que despertó a un gigante dormido.

Mismo gigante que permitió la llegada de Fox al poder, mismo que le complicó la elección a Calderón al dividirse entre dos sectores, además catapultó al PRI de nuevo al poder en 2012 y finalmente colocó por primera vez a un hombre de izquierda en la silla del águila.

Mientras tanto la clase media se polariza y decide emitir su voto de castigo contra un gobierno que lo ha abandonado e insultado en incontables ocasiones.

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