A decir verdad

Cada vez huele más a autoritarismo en México

Por Rubén Iñiguez.

¿Qué tan saludable es el sistema democrático en México? Pareciera que la consulta para enjuiciar a los ex presidentes de la república o la revocación de mandato, fueran ejercicios de participación ciudadana inéditos y únicos en el mundo, digno de admirarse y reconocerse en todo el orbe. Sin embargo, ni es nuevo, ni es único, pues ya se ha hecho en países como Venezuela, Ecuador o Bolivia.

El detalle es que, en el caso de Andrés Manuel, su idea de golpear a instituciones como los organismos autónomos, incluyendo al INE, quien a pesar de los “ninguneos” constantes del presidente, sigue siendo el garante de la democracia en el país.   

¿Cuál es el propósito de desacreditar a dichas instituciones? Simplemente “curarse en salud” en caso de que sea más la gente que vote por removerlo del cargo, no aceptaría por ningún motivo, algún tipo de resultado negativo, pues ha sido uno de sus principales discursos de cada mañana, que el pueblo bueno y sabio lo quiere mucho y tiene niveles de aceptación, entre los primeros mandatarios en todo el mundo.

¿Por qué decimos que la democracia pudiera estar en riesgo?

1.- No hay imparcialidad en el proceso de revocación de mandato, pues toda la CDMX y algunos otros estados, están repletos de espectaculares con la imagen de AMLO, pidiendo que se quede en el cargo.

2.- ¿Cómo es el funcionamiento del gobierno?, ¿existe una administración eficiente y transparente, ya no hay corrupción? ¿Ya se aclaró lo de la casa gris de su hijo mayor?

3.- En cuanto a la participación ciudadana. ¿Sirvió de algo la consulta para enjuiciar a los ex presidentes, la gente tuvo la información adecuada, hubo una respuesta de la ciudadanía a dicha consulta?

4.- En lo que refiere a las libertades. ¿Existe un respeto irrestricto a los derechos humanos fundamentales?, ¿a la libertad de expresión?, ¿porque es el sexenio en donde hay más periodistas asesinados? 

De acuerdo a estas condicionantes, analizaremos ahora otras vertientes que pueden aumentar el riesgo de pérdida democrática, pero en la ciudadanía.

1.- Falta de pensamiento crítico. Mediante un manejo maniqueo, el acto oficial se convierte en positivo y verdadero, en tanto, la crítica se convierte en objeto de la descalificación desde Palacio Nacional, además, siempre será falsa por decreto presidencial.

2.- La manipulación del pueblo mediante propaganda que satura.  El uso de las tribunas, actos, mensajes, redes sociales, sistemas de comunicación, medios de difusión, todos en concertación con los fines del gobierno, convirtiendo la mentira, en aparente verdad por su oficialización.

3.- Doble Moral. Un gobierno maquiavélico que, con tal de alcanzar sus fines, no le importa qué tipo de medios utilice para conseguirlos. Mira por sus intereses, que son primero el poder, en segundo en enriquecimiento ilegítimo, además del tráfico de influencias. Aparte de todo, quiere convertirse en una oligarquía de gobernantes que no buscan el bien común, sino que buscan solo el beneficio de la nueva elite y la nueva mafia del poder.

4.- Polarización. Resultante de las tres anteriores. El ciudadano ya no cuestiona, en algunos casos solo refleja descontento, aunque en los peores casos, solo genera pasividad y desaliento.  Porque si pretende cuestionar, siempre habrá un defensor de la Cuarta Transformación, que lo agreda sin argumentos y con un fanatismo poco racional.

5.- El ejercicio del poder como acto democrático aparente. El gobernante hace lo que quiere, sin embargo, simula creando leyes de participación ciudadana, en las que hace creer que el ciudadano tiene el poder de decidir, que es lo que debe hacer el gobierno. La actual administración federal, pretende convertirse en el viejo PRI, ese conocido como “el partidazo” con prácticas monopólicas y rancias, que no abonan nada a la democracia y equilibrio de nuestro país. Lo anterior, produce descontento en el pueblo, que se vuelve apático a los asuntos políticos de México, cuando debería ser lo contrario, estar más al pendiente de lo que hacen sus representantes populares, para estar cuestionando su actuar y su trabajo.

La democracia como sistema político desde la antigua Grecia, contempló su posibilidad de degeneración hasta ser lo contrario. Aristóteles propone las siguientes antonimias.

Rey-Tirano

Aristocracia- Oligarquía

Democracia- Oclocracia. (Gobierno de las muchedumbres o masas).

En el mundo, solo el 49.4 por ciento de los regímenes existentes en la comunidad internacional son democráticos, pero ha tenido como consecuencia del desencanto democrático, que el resto del orbe, un 50.6 por ciento, se hayan convertido en autocracias, con repetición de períodos de gobierno, alterando sus procesos democráticos o aplicando represión a los ciudadanos inconformes. Por tanto, la continuidad y salud democrática requieren la vigilancia de los ciudadanos y su participación para no ser enredados en las falacias que sirven a las formas degenerativas del “gobierno del pueblo” por el pueblo con constitución y leyes.

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