Qatar. – España, encabezados por Luis Enrique Martínez, dominaron por completo a Costa Rica y con esto se consolido como uno de los protagonistas de este mundial, poniéndose en el primer lugar de su grupo.

Antes de los once minutos Dani Olmo toco la puerta apenas rozando el palo. Acabó la primera mitad superando el 70 por ciento de posesión, pero no fue una posesión superficial, sino, al contrario, una auténtica lección de futbol.

Entre la paciencia y el vértigo, el equipo español se entregó al gobierno de Sergio Busquets, que encontró en Rodri, falso central, en Pedri, Gavi y Marco Asensio un ejército de peloteros imperiales. Cuando tenía el balón en su poder buscaba siempre el mejor desmarque, ya fuera de Olmo o Ferran Torres, de las subidas de Jori Alban o de los impredecibles movimientos de Gavi. Y cuando Costa Rica lo recuperaba, o lo jugaba desde su portería, la presión asfixiante solía acabar con el robo. Y vuelta a empezar.

Cuando se llegó al descanso con 3-0 ya parecía todo hecho. A ahorrar fuerzas y a pensar en Alemania se escuchó en más de una transmisión. Pero Luis Enrique, a la suya, animó a los jugadores a mantener el ánimo. Y los jugadores, los titulares y los suplentes que fueron entrando, insistieron en seguir al pie de la letra la filosofía de su entrenador.

Así se entiende la goleada, histórica y así se entiende quien es y qué quiere Luis Enrique, un entrenador único y tan discutido por algunos medios en España como indiscutible para sus futbolistas, a los que inyecta una ambición ilimitada.

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