Los daños colaterales en el conflicto del agua
Por: Oscar Javier Amaya Ibarra.
Analista
Del conflicto por el agua en las presas del centro y sur del estado, ya se ha dicho bastante, los agricultores y la gente del pueblo defienden su movimiento porque, dicen, la defensa del agua es la defensa de su patrimonio. El gobierno del estado, actúa como en defensa de los quejosos, pero no se ven los resultados de su gestión. Por su parte, el gobierno federal hace todo lo contrario: envía la guardia nacional para reprimir a los agricultores y asegura que el movimiento es político y le carga toda la responsabilidad al PAN.
Sin el ánimo de darle la razón al gobierno federal, porque es evidente que no les preocupa mucho la situación que se vive en Chihuahua y se les olvida que su papel es solucionar los problemas de “todos los mexicanos”. Sin embargo, la verdad es que, en el conflicto, están actuando deliberadamente partidos políticos, que también quieren agua para su molino y, de alguna manera, le dan la razón al gobierno federal. Es conocido por todos, porque así se ha consignado en la prensa, que algunos aspirantes a candidatos a puestos de elección popular han desfilado por la zona del conflicto y, en algunos casos, han dejado descubierta su actual responsabilidad para ir a “dizque” ofrecer todo el apoyo a los agricultores., obviamente, lo anterior no exime de ninguna manera la responsabilidad que tienen ambos gobiernos, de sentarse a dialogar y buscar la mejor solución.
Esta vez quiero aprovechar la tribuna de Nexo Informativo, para hablar de dos asuntos derivados del conflicto del agua, los cuales podemos considerar como “daños colaterales”, pues afectan a la población en general y todo indica que ninguna autoridad, hasta la fecha, les ha hecho caso. En su llamada de atención hacia el gobierno, los agricultores han establecido retenes en la carretera panamericana y detenido el tráfico nacional que por allí transita, importándoles muy poco el movimiento de seres humanos y de las diferentes mercancías que no pueden llegar a tiempo a su destino. No conformes y para evitar que la gente tome otras rutas, se dieron el lujo de retenerlos en otras carreteras, como es el caso de la de Delicias a Satevo.
Afortunadamente los retenes, los han estado haciendo de manera intermitente, no obstante, eso no deja de ser un grave daño a la economía y al libre tránsito de las personas. Se han dado casos de gente que por razones de negocio o de visitas familiares, han viajado en la mañana de la ciudad de Chihuahua a Delicias, a Camargo o a otros destinos de la zona, con la finalidad de regresar por la tarde y han tenido que permanecer hasta dos o tres días retenidos o quizá:
¿podríamos decir secuestrados?
Lo mismo está pasando, pero aquí sí de manera permanente, en las vías del Ferrocarril, donde tienen más de veinticinco días cerradas con maquinaria, piedras y tierra para impedir el tránsito de los trenes. Cientos de familias que viven de los ingresos que obtiene el personal que labora en esos trenes y cuyos salarios se les paga en base a los viajes efectuados, tienen todo ese tiempo sin recibir ingresos. Han manifestado su inconformidad ante las autoridades correspondientes, incluso han acudido ante los agricultores asegurándoles que son conscientes del problema del agua y que siempre estarán apoyándolos, pero también suplicándoles que los dejen trabajar, sus gestiones han resultado estériles. Aquí habría que agregar una pregunta: ¿y el flamante Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, que está haciendo?
En cualquier parte del mundo, los ferrocarriles constituyen un eje de desarrollo para cada País, a través de ellos se pueden manejar grandes volúmenes de carga con las diferentes mercancías que son parte importante para nuestra sobrevivencia. Un ferrocarril operando normalmente se constituye en un elemento más en la cadena económica pues grandes industrias a su vez producen ininterrumpidamente, gracias a que los insumos y materias primas llegan a sus destinos de manera oportuna. Tal es el caso de los ferrocarriles en México y, particularmente, de la línea que hoy está tomada por los agricultores a la altura de estación Consuelo en el kilómetro 1538 de la ruta ciudad Juárez a la ciudad de México.
En julio pasado, nuestro Presidente se manifestó muy satisfecho de la entrada en vigor del nuevo tratado de libre comercio, signado con los gobiernos de los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, declarando que la economía se podría reactivar a corto plazo en virtud del movimiento comercial que se empezaría a generar con los dos Países del norte. Gran parte de las mercancías que exportamos y que importamos como resultado de dicho tratado, se transportan a través del ferrocarril. Existen convenios con los ferrocarriles norteamericanos, para que las entregas de carga en las fronteras se lleven a cabo con la eficiencia y eficacia que requieren sus clientes, y que se trata de grandes empresas que son parte del eslabón comercial entre los Países miembros del tratado de libre comercio. Las autoridades, tanto del estado como las federales deberían estar preocupadas por el daño colateral que se está causando a la economía de Chihuahua y del País. El problema de los agricultores, tiene solución e incluso en días pasados el mismo presidente ha declarado que ya están viendo la manera de pagar el agua utilizando el vital líquido de otras partes del País. Con lo anterior, el gobierno reconoce que, si se puede actuar y darle solución a una situación que, durante 76 años, nunca se les ha salido de control.