El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco.

Tanto que cuidó la investidura

Si algo ha evitado el presidente Andrés Manuel López Obrador, para que no le abollen la investidura presidencial, es atender a grupos de mujeres, madres de niños con cáncer, ambientalistas que protestan contra el ecocidio en la selva maya, incluso se negó a asistir al Senado de la República a la entrega de la medalla Belisario Domínguez, por temor a un enfrentamiento con la senadora Lilly Téllez.

El Presidente, ha hecho todo tipo de maromas para que la investidura presidencial no sea mancillada; desde su concepción, López Obrador considera que los reclamos de la gente pueden manchar su gobierno y evita enfrentar a sus críticos, bajo ese socorrido pretexto de que la investidura presidencial es tan grande que no puede tener mácula.

Sin embargo, una declaración del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no solamente manchó la investidura, convirtió al Presidente de México en la comidilla nacional.

En una comunidad cercana a Columbus, Ohio, el ex presidente Donald Trump, se burló de la actitud mostrada por López Obrador, cuando le pidió “blindar” la frontera con 28 mil soldados para evitar el cruce de migrantes: “nunca he visto a nadie doblarse así”, esto en relación a la poca resistencia que le presentó el Presidente de México, cuando lo amenazó con imponer un arancel del 25 por ciento a automóviles y productos agrícolas producidos en nuestro país.

Las relaciones de los gobernantes mexicanos con sus homólogos de Estados Unidos, no han sido cómodas para los de este lado; sin embargo, la diplomacia mexicana siempre pudo mantener una postura digna ante las peticiones de los vecinos del norte.

En la historia de México, no se registra una expresión tan denigrante para un Presidente nuestro como la expresada por Donald Trump.

Contrario a su costumbre de responder con agresiones y burlas, en este caso el presidente López Obrador, fue muy discreto en su contestación, de hecho, prácticamente se tragó el orgullo y no hizo mucha alharaca por las expresiones de Donald Trump.

Pero si esas declaraciones le dieron una abollada a la investidura presidencial, fue mucho más grave el amago que hizo la DEA.

Hace unas semanas, el gobierno de México determinó suspender las operaciones en conjunto con la DEA y alegando la existencia de infiltración de grupos criminales –lo cual no demostró— desarticuló un grupo de agentes mexicanos de élite, que habían sido adiestrados por la agencia antidrogas norteamericana para realizar trabajos en conjunto.

Ese grupo élite de policías mexicanos, no solamente tenían bien ganada la confianza de su contraparte estadounidense al haber participado en la detención de varios de los capos de las drogas más importantes, entre ellos Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, también era parte de los acuerdos de colaboración que tienen más de 25 años de existencia.

Al suspender de manera unilateral ese cuerpo ‘élite’, López Obrador dejó a la DEA sin aliados de confianza en México.

La directora de la DEA, Anne Milgran, mandó un mensaje muy claro para aquellos gobiernos, que hacen pactos con los grupos del crimen organizado y aceptan dinero de ellos, para financiar campañas electorales; en esa misma declaración precisó que Estados Unidos, va a castigar a aquellos políticos que cedan ante los cárteles de las drogas y conviertan sus gobiernos en “narco estado”.

La advertencia fue en todos los sentidos. Estados Unidos no va a permitir: gobiernos corruptos que apoyen a los cárteles de las drogas; no tolerara que esos grupos criminales se inmiscuyan en procesos electorales a través de sobornos; no va a tolerar gobiernos que proteja a estos grupos y menos si dejan que el asesinato y la violencia florezcan por incitación de esos cárteles.

Si bien, la referencia no hacía alusión a México, el mensaje de la DEA y del propio gobierno de Estados Unidos, es claro y va en el sentido de que la estrategia de “abrazos, no balazos” es permisiva y favorece el desarrollo de esos grupos criminales.

Todo indicaría que Donald Trump, le estaba aconsejando al gobierno de Joe Biden como debe actuar ante un Presidente de México, que ahora asume una actitud de rebeldía y decide de manera unilateral romper los acuerdos de cooperación.

Al momento, el gobierno de Estados Unidos no ha dejado de estar preocupado por lo que sucede en México, esa preocupación, en los días pasados, se basó en aspectos comerciales, que pudieron ser influenciados por la reforma eléctrica que finalmente no pasó; pero ahora se centran en aspectos más importantes como los cárteles de las drogas, su incursión en temas electorales a través del financiamiento y la protección que reciben de los gobiernos. Nunca ha sido fácil la relación con Estados Unidos, pero siempre se ha manejado con dignidad y diplomacia; hoy eso ya no existe y entonces lo que se viene son las amenazas y los amagos.

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