PRESENTIMIENTO POLÍTICO

Proceso Electoral 2020-2021 inicia mal y de malas

Por Jesús Limón Alonso.

Analista Político

Según el calendario electoral en nuestro país, el proceso electoral da comienzo el día de hoy, contienda electoral que dará como resultado final, una nueva conformación en la Cámara de Diputados; la renovación de treinta Congresos Locales en igual número de entidades; la elección de las Gubernaturas de Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas; así como la elección de Presidentes, Síndicos y Regidores en treinta y un estados del país.

Los ciudadanos en toda la República, acudiremos a las urnas el domingo seis de junio de 2021 a entregar nuestra esperanza a 3526 mexicanos para que ocupen las posiciones políticas en disputa.

Algunos analistas, aseguran que el Proceso Electoral del próximo año, será inédito, complejo y el más grande de la historia en nuestro país. Sin duda será posiblemente el más grande, por la cantidad de cargos de elección popular en disputa; el más complejo no lo creo, la complejidad siempre la establecen los contendientes y en esta ocasión no será la excepción; en lo que sí estoy de acuerdo, es en lo inédito de la disputa, hoy el perdurable competidor en los últimos tres procesos, es la principal autoridad y juega el papel de Presidente de México.

En la historia reciente, en los últimos procesos electorales, Andrés Manuel López Obrador, fue el candidato presente y sempiterno enemigo de las fuerzas “conservadoras”, como él les nombra a los partidos que contuvieron su llegada a Palacio Nacional por varios años.

En la etapa previa a la campaña electoral 2021, nos topamos con un Jefe del Ejecutivo, zambullido en los procesos internos de partidos y agrupaciones políticas, sin excepción, la de su creación (Morena); empecinado en atacar sistemáticamente e invadir a las instituciones electorales, llámese Instituto Nacional Electoral y Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; sus discursos tempraneros y diarios, somete y define la agenda de todos los sectores del país.

En el cambio electoral, existe una parte opositora al gobierno en turno desprestigiada, dividida, confundida, sin contrapeso frente a la Cuarta Transformación; aferrada a una óptica unipersonal, asombrosamente dispersa y buscando en la individualidad de sus cuadros colarse en uno de los cargos públicos en disputa.

El árbitro del juego electoral, limitado y temeroso de no frenar al inquilino de Palacio, en sus caprichos injerencistas ajenas totalmente de sus facultades constitucionales; un Instituto Nacional Electoral, transponiendo sus funciones legales a malabares que indemnicen al Presidente los agravios del pasado; negando el registro a partidos y agrupaciones políticas nuevas, mediante argucias legales, que en el fondo obedecen a ajustes de cuentas.

El ingrediente inédito del proceso electoral 2020-2021, es sin temor a equivocarme la injerencia del Presidente de la Republica, su estilo personal de “gobernar”, influirá en el resultado del 6 de junio del próximo año.

Los procesos electorales, por su naturaleza humana son complejos no solo en nuestro país, sino en todos los lugares donde la democracia, es el método para que la mayoría decida qué sistema de gobierno y quienes serán los encargados de ponerlo en práctica, sean mujeres o hombres.

Más allá de defender los derechos políticos de ciudadanos y organizaciones, está el de cumplir la exigencia de la ley, reunir requisitos y sujetarnos a los plazos del calendario electoral; antes de esta fecha del comienzo del proceso electoral, sin excepción, todos los aspirantes a algún cargo de elección popular, realizan actos de una campaña formal; sus equipos contratan encuestadoras y espectaculares para posicionan la imagen del aspirante; sus agendas ocupan desde reuniones, visitas y entrevistas en programas de radio, televisión, internet y redes sociales. Mientras que el vigilante obligado, no se pronuncia al respecto para terminar con los actos anticipados de campaña de todos los interesados en ocupar espacios de poder.

El Proceso Electoral 2020-2021, inicia mal y se perfila a ser el más impugnado de la historia reciente, los órganos electorales no están dispuestos hacer cumplir la legislación electoral en todos sus niveles, su parálisis es profunda, no es posible que funcionarios públicos, partidos, aspirantes y simpatizantes violen normas y plazos electorales, sin que exista una consecuencia provocada por el árbitro. La demanda de todos los mexicanos al Instituto Nacional Electoral, al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y sus similares en los Estados de la República, debe de ser para que su ejercicio constitucional sea apegado a la ley, aplicando los principios rectores de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, objetividad y máxima publicidad en sus decisiones.

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