Los beneficios de la destrucción

Por Gilberto Miranda Chávez.

Analista Político, Catedrático de Asignatura

e Innovación de Negocios y Mercadotecnia

La destrucción del capital financiero, del capital humano y del capital de trabajo, pocas veces y en pocos lugares es tan notorio como aquí y ahora. En cuanto a la destrucción del capital financiero, una gran cantidad de dinero ha sido destruido a través de diversos programas de ayuda social con fines electorales como “Jóvenes construyendo el futuro” y que, además, ni siquiera existen mediciones que indiquen el correcto funcionamiento y operatividad del programa; en cuanto a la destrucción del capital humano, no hace falta más que ver las pésimas decisiones en materia de educación pública en el nivel básico, en donde todavía no está claro cómo los niños recibirán el conocimiento y desarrollarán las habilidades requeridas para un correcto nivel educativo, ni siquiera se considera si los niños estudiantes cuentan con los recursos para adentrarse a una educación a distancia; y en cuanto al capital de trabajo, nunca se había valorado tan poco la maquinaria y la tecnología, pues programas de ayuda social como “Sembrando vida” o asignarle la construcción de carreteras a la ciudadanía o la remodelación de las escuelas a los padres de familia no hacen más que atrasar por lo menos 50 años el nivel productivo alcanzado por la sociedad con las herramientas y la maquinaria exacta y precisa.

Cualquier transacción hecha en este momento por el gobierno, está considerando únicamente una sola de las dos partes que componen dicha transacción pues para beneficio de unos es estrictamente necesaria la destrucción de capital financiero, de capital humano y de capital de trabajo, en detrimento de otros. Es decir, para que un programa de ayuda social sea implementado con los recursos económicos que surgen del cobro de los impuestos a quienes producen riqueza, no solo es inmoral, sino que, además, dentro del proceso de generación de riqueza, lo que provoca la redistribución del ingreso en la política es que se dejen de asignar recursos a actividades productivas que sí generan riqueza en forma de dinero, empleo, habilidades, conocimientos y, naturalmente, desarrollo social. Ante la destrucción o potencial destrucción empresarial, nadie puede salir beneficiado; que muchas micros, pequeñas y medianas empresas desaparezcan, no le brinda la posibilidad a que otras aparezcan, pues, aunque la sociedad siempre tenga necesidades que cubrir, no siempre la sociedad tiene poder de compra. O dicho de otra manera, no es lo mismo necesitar productos o servicios que demandar productos o servicios.

Para poner un ejemplo mucho más claro de la gravedad de la destrucción del capital financiero, del capital humano y del capital de trabajo, hablemos de la vidriera rota de un negocio: el dueño de una tienda de ropa que llega por la mañana a su negocio observa que una vidriera está rota y se robaron algunos artículos, en ese momento el dueño se encarga inmediatamente de reparar la vidriera generándole trabajo y ganancias al dueño de una vidriera. Hasta ese momento, el posible beneficio de la destrucción se dirige del dueño de la tienda de ropa al dueño de la vidriera, nada más, pero en realidad no existe tal beneficio si solo se considera esa parte y no se considera a la otra parte que es la sociedad. Es decir, el dueño de la tienda, si no tuviera que reparar la vidriera y lo que fue robado, tendría la posibilidad de dirigir sus recursos a la contratación de más personal para su tienda, en máquinas para producir más ropa y así bajar los costos de producción, o en la expansión del espacio comercial que de igual manera beneficiaría al vidriero quien participaría en la ampliación del negocio, así como otros constructores.

Sin embargo, al momento en que el dueño de la tienda de ropa tiene que enfocar sus recursos a la reparación de la vidriera, beneficia únicamente al vidriero, pero perdiendo la posibilidad de contratar personal, comprar maquinaria y ampliar el negocio, que son situaciones que benefician realmente a un conjunto de la sociedad, generando riqueza, en lugar de tener que estar desperdiciando recursos sin crecimiento. Entonces, para concluir con el ejemplo de la vidriera rota de la tienda de ropa, es necesario decir que eso está ocurriendo aquí y ahora, debido a la violencia que imposibilita el surgimiento de nuevos negocios, debido a la violación a la propiedad privada al no existir reglas o leyes claras y, finalmente, debido a una ideología errática que beneficia solo a una parte de la sociedad en detrimento de la otra.

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