Lo que está en riesgo en las urnas

Por Ethan Tejón Herrera.

Analista

Más que de tratarse de un ejercicio cívico; estas elecciones intermedias son un referéndum actual que determinará el peso que perderá o seguirá manteniendo el gran aparato gubernamental durante los próximos tres años.

Así como también se definirán temas de gran importancia para la ciudadanía; tales como la política energética, económica, social, sanitaria y educativa; además del combate a la inseguridad, a la violencia desbordada y al crimen organizado, entre otros factores distintos.

Mismos en los que el actual gobierno federal, se encuentra mal calificado y ha respondido con nulos o pocos resultados.

Mientras tanto la retórica gubernamental, en vez de afrontar las problemáticas que atentan en contra de la ciudadanía, mismas que influyen negativamente en nuestra calidad de vida, son omitidas o no se les da la atención que deberían de tener.

Mientras tanto en la capital del país, se transmite diariamente una realidad alterna que no coincide con la verdadera, y esta misma es transmitida en todos los rincones del país de manera indiscriminada.

A su vez la realidad surrealista del cuatroteísmo, es una realidad que dista con la de otros millones de mexicanos que no se sienten identificados o arropados bajo el relato del pueblo conformado por “buenos y malos”, que el Presidente de la República exclama todas las mañanas desde el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional.

Por lo tanto, terminar de una vez por todas con la retórica incendiaria, eufórica y divisiva que se encuentra en el aire, es primordial para recuperar la salud democrática de la que solíamos gozar.

Al menos en la historia reciente de nuestro país, nunca una elección intermedia había tenido tanta relevancia. Y no solo por la gran cobertura periodística que se le da, ante la polarización exacerbada de la nación y de otras latitudes.

Sino por el peso de lo que está en riesgo. Ya que, en esta elección, poco más de 93 millones de mexicanos que se encuentran en la lista nominal pueden participar en la elección más grande de nuestra historia.

Y a su vez podrán salir a las calles sin ninguna prohibición que les impida salir, para emitir el sufragio universal de manera libre y secreta.

No obstante, el oficialismo ha demostrado en reiteradas ocasiones su animadversión por la tradición democrática de nuestro país y eso es principalmente lo que a millones de mexicanos nos preocupa.

Con nuestro voto, tenemos en nuestras manos el poder de exigir mejores y más transparentes gobiernos. Pero además tenemos la misión de preservar a nuestro espíritu democrático del más rancio populismo exacerbado, mismo que reinó durante el siglo pasado de la mano de gobiernos priistas de antaño.

Por el bien de todos, nos conviene salir a votar y detener a la maquinaria oficialista para recuperar el equilibrio parlamentario necesario para que la democracia y sus leyes, continúen operando sin ninguna obstrucción ni dificultad. Este seis de junio, hagamos nuestro voto valer.

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