La trampa de la pobreza

Por Gilberto Miranda Chávez.

Analista

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), dio a conocer los resultados de la medición de la pobreza en México durante el periodo 2018-2020, en donde se analizan datos como la población en situación de pobreza, pobreza moderada, pobreza extrema y otros aspectos que indican el desarrollo o subdesarrollo de un país. Y lo que está ocurriendo es un drama, es un verdadero drama, no menor a lo que ocurría antes. Porque, dicho sea de paso, tampoco es que antes estuviéramos mejor.

En el 2018, había 51.9 millones de personas en situación de pobreza, ahora hay 55.7; había 43.2 millones de personas en situación de pobreza moderada, ahora hay 44.9; había 8.7 millones de personas en situación de pobreza extrema, ahora hay 10.8; había 23.5 millones de personas con rezago educativo, ahora hay 24.4; había 20.1 millones de personas con carencias por acceso a los servicios de salud, ahora hay 35.7; había 27.5 millones de personas con carencias por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, ahora hay 28.6.

Todos los indicadores de la pobreza han empeorado, cada número que se suma a las estadísticas representa a un mexicano más en situación de carencia, es un niño, un joven, un adulto o un anciano que ha empeorado su calidad de vida. Pero si la situación cuantitativa –números– es grave, la situación cualitativa –pensamientos– es peor. Y es que el cuadro de resultados que arroja la medición de la pobreza no es más que la consecuencia de haber caído en la trampa de la pobreza, con base en políticas públicas que, en el fondo, impiden el desarrollo económico del país.

La trampa de la pobreza consiste, en una secuencia de decisiones e intervenciones del gobierno aparentemente beneficiosas para la sociedad: el control de precios, los programas de ayuda social, el ataque sistemático a las funciones empresariales, entre otras. El control de precios, genera escases de productos y servicios (como no se puede ganar más con la venta de un bien, se deja de vender); los programas de ayuda social desincentivan a la producción (se ocupa el tiempo en ocio y no en trabajar, hay menos producción, hay más demanda y los precios suben); el ataque sistemático a las funciones empresariales limita la creatividad empresarial (no existe un motivo para ejercer la empresarialidad si no se respeta la propiedad privada).

No están combatiendo la pobreza, están combatiendo la riqueza. No están eliminando la pobreza, están eliminando la riqueza. Nos quieren explicar por qué hay pobreza, y eso no es necesario porque la pobreza ha sido la condición natural del ser humano hasta hace apenas dos siglos. Lo que tendrían que explicarnos es por qué hay riqueza y cómo se genera, pero no saben. Aunque tampoco hay secretos, la riqueza se genera con trabajo, ahorro y capitalismo.

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