La propuesta de reforma fiscal para 2021

Por: Oscar J. Amaya Ibarra.

Analista

Andrés Manuel López Obrador cuando andaba en campaña prometió, entre muchas otras cosas, no incrementar los impuestos. Pese a predicciones en contrario, AMLO se ha sostenido en su promesa. Sin embargo, en los dos años que la cuarta transformación lleva en el poder, se han aplicado impuestos que antes no se cobraban, como es el caso de los impuestos a los servicios que se piden a través del internet, aunque debemos reconocer que se trata de impuestos que debieron cobrarse desde siempre, pues no había razón alguna para exentarlos, pero, además, su implementación pasó casi desapercibida para el grueso de la población, por lo que podemos decir que la aceptaron sin mayor problema.

Mientras los impuestos más sensibles, como son el ISR, el IVA y de alguna manera también el IEPS, siguen cobrándose con las mismas tarifas. Es importante mencionar que estos impuestos, serían los que más afectan a la clase trabajadora, toda vez que, en el primero, que es un impuesto directo (Impuesto sobre el producto del trabajo que corresponde al ISR), se les retiene de la nómina y los otros dos, los pagamos indirectamente cuando adquirimos consumibles que están gravados por dichos impuestos. Quizás una de las razones por las cuales este gobierno se mantiene con una alta aceptación, es que ha cumplido con las promesas ofrecidas en campaña, y una de ellas es, precisamente, no crear nuevos impuestos, ni aumentar las tarifas de los actuales.

Este año, a pesar de que la pandemia nos ha llevado a un crecimiento negativo que ronda el 10% de PIB, el gobierno ha podido salir adelante y cubrir todos sus compromisos, sobre todo en lo que se refiere a la pensión a los adultos mayores, becas a estudiantes, jóvenes construyendo el futuro y otras tantas ayudas sociales, además de las obras de gran calado que la actual administración se echó a cuestas. Pero, es obvio que también descobijó otros rubros, que tal parece no le son tan importantes y que se pueden cancelar o dejar para mejores tiempos. Tal es el caso de algunos de los fideicomisos, como el Fonden, por citar uno que recientemente hizo mucha falta en Tabasco tras las recientes inundaciones; pero también la fuerte escasez de medicamentos en los organismos de salud pública, sobre todo de aquellos como el Instituto de Salud Para el Bienestar (INSABI) y los medicamentos a los niños con cáncer, que el gobierno se comprometió a proporcionar gratuitamente, solo por mencionar ejemplos que están en el ánimo de todos los mexicanos.

Otro logro del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que no puedo dejar pasar, es que a través del SAT, supo imponerse a ciertos grandes contribuyentes que adeudaban al fisco algunas decenas de miles de millones de pesos, por impuestos que o no reconocían o esperaban litigarlos para eventualmente evadirlos, como estaban acostumbrados con gobiernos anteriores. Esta vez el SAT recuperó gran parte de los adeudos mencionados y, esos recursos, sin duda, fueron de gran ayuda para cubrir necesidades que se presentaron con la pandemia. ¿Pero qué pasará a partir de 2021, cuando ya no haya recursos extraordinarios que recuperar? ¿Si otra de sus promesas es no endeudarse? ¿Si la recaudación fiscal por razón natural a la problemática económica, será muy baja?

Según información de La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre los Países miembros, México tiene el último lugar en recaudación de impuestos, ubicándolo en un 16.1% del PIB, esto de ninguna manera quiere decir que los impuestos que se cobran en nuestro País sean bajos, sino que, paradójicamente, tenemos las tarifas más altas. ¿Qué es lo que pasa? Se dice que las altas tarifas que se mantienen en México, son la causa de que una gran parte de los contribuyentes estén trabajando en la informalidad, pero también a que las actuales leyes fiscales tienen múltiples recovecos que facilitan la evasión o la elusión fiscal. Para 2021 se esperaba una gran miscelánea fiscal que viniera a resolver la crisis que vivimos producto del Covid-19, sin embargo, la propuesta de reforma fiscal que se ha enviado al Congreso, solo contempla medidas de mayor control a empresas que reciben donaciones, personas morales con fines no lucrativos, algo en el IEPS que eventualmente pudiera incrementar los combustibles y, a las empresas factureras. Pero se olvidan de llevar a cabo una reforma fiscal integral, con la cual el SAT pueda captar mayores ingresos, que vengan a solucionar la problemática económica del País en los próximos años. Esa reforma, debería considerar una revisión a conciencia de las leyes fiscales actuales, de manera que puedan meter en cintura a los miles de contribuyentes que, aprovechándose de los recovecos que tienen las leyes, evaden o eluden sistemáticamente el pago de impuestos. Pero también, deben buscar los mecanismos que proporcionen herramientas amigables, para que todos aquellos que hoy se encuentran en la informalidad, sean registrados por el SAT. Es posible llevar a cabo reformas fiscales, que incrementen la captación fiscal, sin necesidad de incrementar las tarifas tributarias o de imponer nuevos gravámenes.

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