La peste de la corrupción

Por José Eduardo Limón Camacho.

Analista

Ha sido un año complicado en todos los sentidos, la pandemia por el COVID-19; según datos oficiales, ha terminado con la vida de ciento cuatro mil mexicanos y ha producido enormes afectaciones en el desarrollo social, político, económico y familiar. Millones de niños y jóvenes dejaron de estudiar y de aprehender las ciencias elementales; el turismo se derrumbó y la pérdida económica se calcula en miles de millones de pesos; la tasa de desempleo según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo es de 11.7%, lo que equivale en un aproximado de 6 millones mexicanos que al final del año no tendrán trabajo.

Sin embargo, hay un mal mucho más grave enraizado en nuestra sociedad que durante años ha cobrado más muertes, más desempleos y más crisis que ninguna otra peste en la historia de nuestro país. Hablamos de la corrupción que ha desnaturalizado la acepción correcta de la política y ha dejado de entenderse como el arte del bien gobernar en pro del bien común.

La corrupción moral de muchos personajes públicos, que usan de la política como un mecanismo de enriquecimiento personal y que sin el menor escrúpulo le roban a la ciudadanía los recursos destinados a mejorar sus condiciones de vida: deja ciudades sin alumbrado, calles sin pavimento, colonias sin agua, escuelas abandonadas, agricultores sin recursos, personas desempleadas, en fin, los males que trae consigo la corrupción de los actores políticos, son de todos y de sobra conocidos.

Es un mal tan evidente, que se ha convertido en la principal exigencia de la ciudanía para con los personajes que aspiran a un cargo de elección popular, de hecho; si nos vamos a las elecciones locales del 2016 y las analizamos conjuntamente, veremos que la sociedad salió a votar por aquellos candidatos que en su discurso y en sus acciones, se perfilaba a combatir con seriedad y sin compromisos a los políticos corruptos y saqueadores de las esperanzas de los ciudadanos.

Para desgracia de todos, son pocos los personajes públicos que con apego a su buena formación política han enfrentado este compromiso como lo ha hecho el actual gobierno del Estado de Chihuahua y que debe ser reconocido en su justa medida.

La operación “Justicia para Chihuahua”, ha tenido resultados concretos y exitosos; 40 personas entre exservidores públicos y empresarios han sido detenidos por actos de corrupción cometidos durante la pasada administración, en la que en complicidad con el exgobernador César Duarte, desfalcaron el erario público y hasta la fecha han obtenido 16 sentencias condenatorias y la recuperación de 500 millones de pesos por la vía fiscal, administrativa y penal.

No podemos olvidar, esta peste que tanto daño nos ha hecho y nos ha mantenido en condiciones de vida bastante perniciosas. Mucho más ahora que algunos personajes políticos han hecho público su deseo de contender por la gubernatura en el proceso electoral del 2021, algunos de ellos escondidos con piel de ovejas son lobos rapaces que tienen vínculos con la corrupción y permitir que lleguen al poder sería un retroceso enorme.

El escenario que se vislumbra para el próximo año es bastante complicado, muchos factores estarán sobre la mesa y los perfiles que se nos presentan deben ser correctamente analizados. Estamos obligados a realizar un juicio de cada uno de los actores políticos que han llenado la ciudad de espectaculares y elegir al mejor de ellos.

Aún resta mucho que escribir en este camino al 2021 y aunque algunos se aceleren y se den por victoriosos, la ciudadanía debe permanecer en la prudencia y en la formulación del mejor criterio para elegir a quien mejor defienda los intereses de los ciudadanos. Nuestra gran ventaja, es que todos los contendientes tienen una historia que describe quienes son en realidad y por más que sonrían no pueden ocultar quienes son en realidad. El futuro del país está en un momento crucial, el próximo año será de retos y decisiones cruciales para el porvenir. La apatía ciudanía no es una opción y la peste de la corrupción tiene que ser erradicada.

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