La democracia estadounidense en un momento crítico

Por Ethan Tejón Herrera.

Analista

El 8 de noviembre cientos de miles de estadounidenses, acuden a las urnas a votar por los candidatos de su predilección e ideología compartidas.

Como es normal en las democracias, después de una elección de medio mandato se acostumbra a que los poderes se renueven y el partido en turno se castigue o se mantenga en el poder.

Generalmente en el caso norteamericano, los electores castigan al partido en turno y consolidan a la oposición.

La elección del martes no es la excepción, según los sondeos el partido Republicano controlará gran parte del legislativo estadounidense.

Mismo que se encuentra en manos de los demócratas, fortalecidos tras las comicios intermedios de 2018 y las presidenciales de 2020.

No solamente esta elección servirá como referendo a la gestión del Presidente Biden, sino que además permitirá vislumbrar el horizonte de la política norteamericana rumbo a las presidenciales de 2024.

La sombra del ex mandatario Trump encumbró estos comicios fuertemente y no solamente por sus actos de campaña.

La clave está en las tres centenas de candidatos afines propuestos por Trump para distintos cargos de elección popular.

Los llamados republicanos “MAGA”, las siglas del movimiento ultra de Trump en palabras de Biden y de expertos representan un riesgo inminente para la democracia estadounidense.

No solamente sus partidarios han puesto el duda el proceso electoral de 2020, sino además a los mecanismos que hacen funcionar a la democracia en nuestro vecino país.

Los hechos acontecidos en el Capitolio, y con el visto bueno de gran parte de los seguidores de “MAGA” representaron un parteaguas en la historia de la democracia contemporánea.

Un hecho comparado por académicos al putsh alemán del movimiento nacionalsocialista y a la marcha en la capital italiana por parte de las “camisas negras” del fascismo italiano en 1923 y 1922 respectivamente.

En la elección de este noviembre, factores  como el precio de los combustibles, la inflación, el coste de vida, la inmigración y la vecindad con México representan las principales preocupaciones de los votantes.

Otros tópicos como la política sanitaria o la incursión rusa en Ucrania quedaron en segundo o tercer plano.

La retórica trumpista de desconocer los resultados electorales que no le favorecen, es una táctica común vista en otras naciones, especialmente latinoamericanas, pero nunca antes vista en esta nación democrática.

Concuerdo con Biden cuándo sostiene “…no puedes amar a tu país solo cuando ganas”.

Sino qué sentido tendría la democracia sino se respeta la voluntad del electorado, sea en este caso demócrata o republicana.

Las palabras pesan en el espectro político, y la los efectos de la división continuarán y se recrudecerán en la próxima contienda de noviembre de 2024.

Hasta entonces Estados Unidos tiene un reto enorme y es recuperar el prestigio perdido y la confianza en las instituciones. Limitar el riesgo democrático y recuperar la fe de la ciudadanía en la democracia y en sus distintos órganos y ramificaciones.

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