EL PRIMER VIDEOESCÁNDALO EN MÉXICO
Por: M.A Marvin Ayala.
Analista Político
La madrugada del 19 de enero de 1827, el religioso Joaquín Arenas instó al jefe militar de la Ciudad de México y del Estado de México, Ignacio Mora a que se levantara en armas para derrocar a Guadalupe Victoria, para que los españoles regresaran al poder. Le tendieron una trampa al religioso y varios se escondieron para oír y después, ahí mismo lo detuvieron. Al comandante militar les ofrecieron el equivalente a cinco millones de pesos. (La primera república federal de México. Michael P. Costeloe. Fondo de Cultura Económica).
Los videoescándalos, han marcado un antes y un después en la vida de las personas, mas, mucho más en la vida de los políticos. ¿Quién no recuerda a René Bejarano, el llamado señor de las ligas, que en el 2004 fungía como secretario particular del jefe de gobierno del entonces DF, hoy Cdmx y que actualmente es el presidente de México, cuando en la oficina de Carlos Ahumada, se llenaba los bolsillos con fajos de billetes y que hasta las ligas se llevó? ¿Quién no recuerda los videos de Eva Cadena en Veracruz, recibiendo dinero para la campaña electoral del hoy presidente de México? Y ya más actuales, Los videoescándalos del exdirector general de PEMEX Emilio Lozoya, actualmente en prisión domiciliaria, acusado de corrupción, donde evidencia la entrega de dinero para sobornos de algunos legisladores, para que estos aprueben la reforma energética, tan codiciada por la anterior administración priista. Los videoescándalos de Pío López Obrador, hermano del presidente de la república, donde se le ve recibiendo bolsas de dinero de dudosa procedencia, para la campaña de su hermano, estos solo por mencionar algunos, ya que la lista de videos es interminable.
En la actualidad, los videoescándalos se han posicionado como una herramienta del quehacer político, los cuales son utilizados para evidenciar la mala acción de un funcionario público o de un candidato. Estos han sustituido en la agenda de los aspirantes, a las propuestas de campaña, que todo candidato debe hacer a la ciudadanía para buscar ser el elegido en la contienda electoral. Hoy se busca evidenciar con estas herramientas a los adversarios, más que con propuestas con contenido.
La corrupción, siempre ha estado presente en la vida de muchos funcionarios, sean del color que sean. En cada proceso electoral, cuando aún son candidatos siempre ofrecen acabar con ella, pero cuando llegan a ser gobernantes, que la conocen personalmente y disfrutan de sus quereres, optan por tomarla como la amante predilecta. Pocos, muy pocos se libran de esa tentación. Dicen combatir la corrupción y lo único que hacen es cambiar de beneficiario, cambiar de corrupto; quitan a uno y ponen a otro a veces peor.
MENTIRAS VERDADERAS
El videoescandalo, donde aparece Pío López Obrador, derrumba el discurso anticorrupción de su hermano el presidente de México, que por muchos años se autoproclamó como el único honesto y, a partir de ese día, se demostró que no es así, acabando con las ilusiones de muchos mexicanos que creían en él, (y muchos siguen creyéndole, aunque su plumaje esté manchado).
No solo hay que hablar de combatir la corrupción del pasado, hay que hablar de combate y castigo a la corrupción, no importa la cantidad o cuando sucedió.
Si el presidente López Obrador, quiere reposicionarse en el ánimo de la gente con miras al 2021, deberá permitir que se enjuicie a su hermano Pío López obrador y a David León Romero, actores estelares de este revelador videoescándalo.
La percepción de quien esto escribe, es que, desde Palacio Nacional se le bajara la intensidad a los videoescándalos, ya que seguramente saben que el software de pegasus, que manejaba el desaparecido CISEN, persiguió durante muchos años al hoy presidente de México y a todos los vinculados a ese proyecto y obvio, deben tener copias de videos y audios como para quedar empatados en este juego macabro en el que han convertido a la política.