El factor trabajo

Por Gilberto Miranda Chávez.

Analista

El aumento al salario mínimo, decretado por el gobierno federal, tiene impacto entre otros aspectos, en dos que son fundamentales: el nivel de precios y el factor trabajo, siendo este último el principal generador de riqueza y el factor productivo por excelencia, pues no existe ningún área, proceso, conocimiento, maquinaria o algoritmo, que pueda desplegarse sin el factor trabajo que aportan los seres humanos.

Al hablar del factor trabajo, nos referimos a la cantidad de energía disponible y utilizada en esfuerzos físicos y mentales, para la creación de bienes materiales e inmateriales, es decir de productos o servicios, que posteriormente son requeridos por las personas con el objetivo de satisfacer sus necesidades y así mejorar su calidad de vida, a través de su compra.

¿Pero cómo impacta el aumento del salario mínimo al factor trabajo? Lo primero que hay que tener claro es que el salario es el precio del trabajo, o sea que el salario es el precio del esfuerzo físico y mental que realiza una persona. Y como el precio de cualquier producto o servicio, que está determinado por la valoración que hace el consumidor de aquello que va a adquirir, pues también el precio del trabajo está determinado por la valoración del empleador que va a emplear a una persona.

Dicho eso, haga memoria, pregúntese y respóndase: ¿Cuándo un producto o servicio tiene un precio por encima de sus posibilidades, lo adquiere? No, no lo adquiere. A menos que esté usted dispuesto a incurrir en una deuda. Lo mismo ocurre cuando un salario mínimo por decreto se establece por encima de la cantidad que el empleador considera que puede pagar para obtener beneficios, sin incurrir en pérdidas ni deudas.

Es decir, si el empleador considera que el salario mínimo es muy alto y lo va llevar a incurrir en pérdidas o deudas, o si el empleador considera que el trabajo realizado por ese empleado con un salario mínimo elevado puede ser hecho mejor por un sistema automatizado, o si el empleador considera simplemente que el empleado no cumple con las condiciones suficientes para merecer ese salario mínimo elevado, entonces el empleador en ningún caso va a contratar al empleado. Se genera entonces el desempleo involuntario, que puede ser una tragedia para muchas familias.

¿Y quién considera usted que, bajo las condiciones mencionadas, terminaría en el desempleo involuntario? Pues justamente aquellas personas a las que intentaron beneficiar esos que consideraron que el salario mínimo puede ser elevado por decreto. Y son quienes ganan el salario mínimo, evidentemente, por desgracia o por desidia, los que menos preparación tienen para reciclar sus conocimientos y afrontar nuevos retos.

Pero además es una perversidad esa decisión de aumentar el salario mínimo sin considerar el factor trabajo, porque si elevan el salario mínimo de $185.56 a $213.39, la pregunta es: ¿Por qué no lo elevan a $500 o a $750, o incluso a $1,000? O sea, ¿Quieren ver a la gente mejor, pero no tanto? Saben que, de seguir aumentando el salario mínimo sin aumentar la productividad, puede generar enormes desajustes en las estructuras productivas de los negocios, generando desempleo y dejando desprotegidos a quienes más necesitan trabajar. Ahora, el nivel de precios también se ve afectado, porque si la gente tiene más dinero para gastar, pero no hay en qué gastárselo porque no estamos produciendo bienes, sean productos o servicios, en mayor cantidad, calidad y variedad, entonces los precios por eso que se vende en escasez tenderán a subir y aunque el salario mínimo de la gente sea mayor, no le va a alcanzar porque los que si puedan pagar esos precios aunque hayan subido, dejarán fuera del proceso de compra a los del salario mínimo. El país tiene que trabajar y producir más. De lo contrario, la gente continuará desprotegida pero no por culpa de los empresarios, sino por las decisiones que toman los que quieren que la gente viva de ayudas sociales y no del fruto de su trabajo.

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