El espectáculo de García Luna
Por Ethan Tejón Herrera.
Analista
El juicio mediático que se libró al otrora hombre más poderoso de la seguridad pública en el país, ha atraído reflectores de México y de otras partes del mundo.
Se le fincaron al menos cinco cargos y se analiza una condena que va de los diez años a la cadena perpetua.
A García Luna, se le fincaron cargos de delincuencia organizada y declaraciones falsas, así como también conspiración para traficar con opiáceos.
El jurado compuesto por doce personas, dictaminó la culpabilidad del ex secretario de Seguridad Pública.
Con esto la imagen del combate a la corrupción en nuestro país, quedó lacerada; al ser nuestro país vecino la nación encargada de impartir justicia.
El juicio se convirtió en un espectáculo mediático, que si bien no estuvo exento de escándalos y de declaraciones que quizá parecieran sacadas de una producción cinematográfica: la verdad es que es un hecho que el poder y el crimen, han tenido una relación simbiótica.
No es la primera vez, que se le han fincado cargos a un ex funcionario de alto nivel relacionados con el crimen organizado, sin embargo, el juicio de García Luna sentará un precedente.
Inclusive acaparó un espacio dentro de la conferencia mañanera del presidente López Obrador, en un ejercicio que parecía motivado al morbo más que al acontecer nacional.
Aún quedan muchas dudas de lo que pasará a continuación tras el juicio tan trascendental, para la reciente historia de la corrupción y del narcotráfico de nuestro país.
Sin embargo, un mensaje que quedó muy claro, fue qué Estados Unidos continuará presionando a nuestro país para detener el tráfico y flujo de opiáceos en sus aduanas.
El juicio a García Luna, resultó incluso simbólico, fue un mensaje de que incluso las figuras más poderosas pueden caer si se dejan corromper.
Cortarle la cabeza a la hidra del narcotráfico, es la principal preocupación de nuestro país vecino, aún más por encima del terrorismo doméstico que se libra dentro de su territorio.