El escándalo del Remdesivir

Por Gilberto Miranda Chávez.

Analista

En días recientes, el periodista Carlos Loret De Mola, dio a conocer información oficial del ejército, a través de una filtración relacionada con Guacamaya Leaks, en donde se revela que José Ramón López Beltrán, hijo del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibió un trato privilegiado por parte del ejército, que incluía suministrarle el medicamento Remdesivir en el Hospital Militar, para el tratamiento de Covid-19, durante la emergencia sanitaria.

“Me permito informar a esa superioridad, 2100 Hs. de esta fecha, salió un Jefe con uno de tropa (conductor) a bordo de un vehículo oficial con características civiles pertenecientes a esta corporación y un Oficial perteneciente al Hospital Central Militar, con el fin de recibir y trasladar insumos médicos (Remdesivir y Baricitinib) del Almacén Central de la Secretaría de Salud del Gobierno Cd. Méx. y de las instalaciones de la Aduana del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, Cd. Méx, al Hospital Central Militar para atención del C. Lic. José Ramón López Beltrán, hijo del C. Presidente de México; habiéndose llevado dicho traslado sin novedad”, dice el documento oficial del ejército, con fecha del 15 de febrero del 2021.

El Dr. Francisco Moreno, Jefe de Medicina Interna del Centro Médico ABC, indicó en el medio LatinUs, que el Remdesivir estaba en posesión del gobierno y que los medios presionaron para su aplicación en el momento más crítico de la pandemia, pero que las autoridades del gobierno, como el Dr. Hugo López-Gatell Ramírez, negaron la eficacia del medicamento para el tratamiento del Covid-19, mientras que en Estados Unidos ya había sido autorizado su uso.

El gobierno, le puso un “candado” al medicamento, al considerarlo “biológico de emergencia”, en donde solo podía ser autorizado por Cofepris, dándole prioridad para su uso a unos pocos ciudadanos en detrimento de la población en general.

Y concluyó el Dr. Francisco Moreno, diciendo que hubo miles de dosis de Remdesivir que se echaron a perder: “No tienen el mecanismo adecuado para suministrarlo en instituciones públicas y no lo permiten en privados”.

Ante esto, mi aporte es el siguiente: en mi tesis para la Maestría en Periodismo Político, titulada “Neoliberalismo: el error intelectual y la figura retorica”, en el capítulo titulado “En contra del libre mercado”, en el subcapítulo titulado “Intervención a la salud”, que escribí hace casi dos años, hice énfasis en el pésimo plan para que el ejército se encargara de realizar la vacunación contra el Covid-19, mientras que en Estados Unidos, en plan lo estaba ejecutando el sector privado a través de empresas como Walmart, Sams, Costco, Walgreens, CVS Pharmacy y otras farmacias locales.

Dije textualmente en mi tesis: “Priorizar el sistema de salud pública implica pensar –ingenuamente– que, como órgano rector, puede ser capaz de almacenar ingentes cantidades de información surgidas del complejo accionar de los ciudadanos con respecto a su estado de salud”. ¿Qué quise decir? Que el sistema de salud pública no tuvo, no tiene y no tendrá la capacidad de gestionar toda la información acerca del estado de salud de los ciudadanos.

Continúo con mi tesis: “Hay que entender que la Real Academia Española define al concepto de corromper como echar a perder, dañar, deteriorar o pudrir algo. Es decir, que los medios que son los instrumentos y los equipos médicos, no se utilizan correctamente o no son los óptimos elegidos por la imposibilidad de encontrar lucro y retorno de la inversión en un sistema público sin competencia”.

Esto cuadra con la realidad, con lo que indica el Dr. Francisco Moreno, Jefe de Medicina Interna del Centro Médico ABC, quien indicó que se echaron a perder miles de dosis de medicamentos para el tratamiento del Covid-19.

Con respecto a la participación brindada por el ejército, argumenté: “Al atender a pacientes con Covid-19, el IMSS tiene un 44.6% de letalidad, Servicios Estatales tienen un 32.9%, ISSSTE tiene un 32.2%, SSA tiene un 31%, PEMEX tiene un 27.8%, SEMAR tiene un 19.3%, hospitales privados tienen un 15.7% y SEDENA tiene un 13.5%.

Entonces, la emergencia sanitaria provocada por el SARS-Cov-2, no ha sido una catástrofe para todos, solo para los sectores sociales más vulnerables que dependen de los servicios gubernamentales”, por lo que ahora, casi dos años después de mis planteamientos, es completamente entendible que el hijo del presidente haya sido atendido en el Hospital Central Militar, dado que fue la institución de salud con menor tasa de mortalidad.

Es decir, el sistema de salud pública, ni prioriza la salud ni mucho menos es pública. Solamente prioriza la salud de unos cuantos privilegiados y no es pública porque no siempre está al servicio de todos, sino de unos cuantos.

Mi hipótesis indicaba, que un gobierno neoliberal era un gobierno intervencionista, un gobierno que interviene a favor de pocos en detrimento de muchos.

Por lo tanto, este gobierno también es un gobierno neoliberal, también es un gobierno intervencionista, como todos los anteriores.

Son lo que han rechazado ser. Mi tesis fue comprobada por la realidad.

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