El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco.

Dinero sí hay, pero es para uso del Presidente

El presidente Andrés Manuel López Obrador, puede calificar como “traidores a la patria” a los legisladores que le negaron los votos a su reforma eléctrica, pero en realidad detrás de cada diputado de oposición, hubo ciudadanos exigiéndoles que votaran en contra de la propuesta y eso es lo que el Presidente y los suyos no quieren aceptar, que hay un rechazo ciudadano.

¿Cómo no va a ser así? El Presidente acaba de anunciar, que su gobierno va a construir un nuevo estadio de béisbol en la ciudad de Tepic, Nayarit; una ciudad donde ni siquiera participa en alguna de las dos ligas de béisbol más importantes de México.

Mientras que el Presidente, anuncia esta nueva inversión, la Gobernadora de Chihuahua, Maru Campos y el de Sonora, Alfonso Durazo, andan apurados tratando de que para el año entrante les asignen una parte de los 13 mil millones de pesos que se requieren para construir una carretera que una Chihuahua con el puerto de Guaymas.

Mientras el presidente quiere “macanear” en Nayarit, se le echan a perder más de 130 millones de medicamentos y sigue la escasez, pero lo más grave, es que su gobierno sigue considerando que los niños afectados con cáncer forman parte de un “complot que busca desprestigiar a su gobierno”.

Mientras el Presidente y la bancada de diputados de Morena, obligaron al INE a organizar una consulta, que oficialmente costó mil 500 millones de pesos, pero no hay datos de lo que invirtieron gobernadores de Morena y alcaldes de ese partido para financiar los acarreos a una consulta que rechazó el 83 por ciento de los mexicanos; se cancelan las escuelas de tiempo completo alegando carencia de presupuesto.

El centralismo del gobierno federal, no solamente asfixia a los estados y municipios negándoles recursos que requieren para obras de infraestructura, de pronto también les quita; pero lo más grave es que el dinero se utiliza para financiar los gustos o aficiones que le agradan al Presidente.

Es una constante decir que todo lo que se ha hecho es mejor que lo que había, pero es falso.

El aeropuerto “Felipe Ángeles”, que recién se inauguró, está vacío –solo tuvo 7 vuelos diarios durante el periodo vacacional de Semana Santa y no es mejor que el aeropuerto que se construía en Texcoco, ni siquiera se acerca al aeropuerto “Benito Juárez”, que saturado y todo, sigue siendo el destino preferido de las aerolíneas internacionales.

El Presidente desmanteló el Seguro Popular, un mecanismo de salud que funcionaba bien y que luego de algunos ajustes podría servir mejor, pero se optó por sustituirlo por una nueva figura Insabi, que sigue sin poder resolver los problemas de acceso de familias pobres a los servicios de salud y que es un mar de corrupción.

El presidente López Obrador, está empecinado en no enfrentar la ira popular por un aumento en el precio de las gasolinas y mantiene un subsidio del 100 por ciento a los IEPS, eso mantiene el precio en niveles aceptables, pero el costo para las finanzas públicas es altísimo y no se ve que los puedan mantener por mucho tiempo. Pero lo peor, es que esa medida es para detener la inflación y tampoco eso han podido lograr.

El presidente anunció, la creación de una empresa distribuidora de gas a la que denominó “Gas Bienestar”, su misión era vender gas barato, al menos más barato que las empresas comerciales; pero no funcionó.

Está en proceso de construcción el llamado “Tren Maya”, y se olvidó de aquella promesa de no talar ni un solo árbol de la selva yucateca; pero lo más grave es el cambio en los trazos originales, la falta de planeación, la carencia de los permisos de impacto ambiental, de remediación, de manejos hídricos; los costos de esta obra se han incrementado exponencialmente, pero eso no importa porque es una de las obras emblemáticas del gobierno federal, aunque todos dicen que será un elefante blanco.

El presidente piensa, que todas esas decisiones equivocadas, pero mantenidas a cualquier costo, no le afectan su popularidad y por tanto son aprobadas socialmente; nada más falso, en menos de dos semanas ya enfrentó dos reveses importantes, un rechazo del 83 por ciento que decidió no salir a votar en su Consulta de Revocación y por su necedad de no negociar “ni una coma”, su reforma eléctrica no alcanzó los votos suficientes y fue derrotado por una oposición que se movió unida.

El Presidente, llegó a ese momento cuando se empieza a quedar solo. Cuando sus aliados ya no le responden –como no lo hicieron con su Consulta–; cuando la oposición ya no le teme –como no le tuvieron miedo en el Legislativo–, pero ni eso lo lleva a pensar que antes de sus gustos, están las prioridades de México y eso le quita fuerza, le resta poder y lo vuelve vulnerable.

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