Colosio: ¿Carta para 2024 o para 2030?

Por Julio Ríos.

Analista

¿Debe Luis Donaldo Colosio Riojas esperar hasta 2030, cuando haya “madurado políticamente” o aprovechar que en 2024 no hay ningún personaje, que, como él, pudiera convertirse en el líder de una gran coalición opositora para sacar a Morena del poder?

Esa es la pregunta que muchos nos hacemos, y de la cual no es sencillo obtener una respuesta. Hay quienes dicen que la incorporación de Colosio Riojas a la carrera presidencia, ha sido artificial, pues antes no aparecía en ninguno de los estudios demoscópicos de las casas encuestadoras. Pero para otros, ha sido una jugada magistral, pues al incluirlo en estas mediciones -por solicitud de grupos empresariales norteños- inevitablemente, por la fuerza del apellido de su padre, el alcalde de Monterrey se convierte de forma automática en un aspirante sólido.

Y es que, para ser serio contendiente a la carrera presidencial, hay que cumplir dos grandes requisitos. El primero es meterse al baile (o que alguien te meta) y el segundo, que empieces a crecer. El desarrollo de la aspiración presidencial debe estar cimentado, por supuesto, en una trayectoria política previa, pero más aún, por los niveles de conocimiento del personaje y la valoración positiva por parte del electorado.

Rumbo al 2024 tenemos grandes ejemplos de ambos escenarios, pero todos van directo al naufragio. Por ejemplo, el ex secretario de turismo, Enrique de la Madrid, gritó a los cuatro vientos su interés de ser candidato del PRI, pero su crecimiento ha sido nulo. También tenemos el destape que realizó en una conferencia matutina el presidente López Obrador, donde habló de varias y varios aspirantes, quienes tampoco han incrementado sus preferencias en las encuestas.

Colosio Riojas es un caso atípico, que sin una trayectoria política dilatada y sin mucho que presumir todavía en los dos cargos que ha ocupado, ya cuenta con altos niveles de conocimiento en cierta medida gracias al legado de su padre, y por eso, se sabía que al incluirlo en las encuestas necesariamente saldría bien posicionado.

Y no solo eso. Colosio Riojas tiene el potencial para seguir creciendo. Y aunque en su paso como diputado local no fue una lumbrera, y apenas tiene dos meses como alcalde de Monterrey, la gente en el resto de la República tiene una valoración positiva del personaje. El potencial de Colosio Riojas, entonces es innegable como producto electoral, pues representa una de las marcas políticas más prestigiadas de México.

¿Quién tendría el corazón tan duro para votar en contra de ese apellido, sobre todo si tomamos en cuenta que la mayoría del electorado se mueve por emociones y sentimientos?

El problema es que Colosio es novel en la política. Hace cinco años, no andaba en estos trotes. Él quería ser cantante y participó en las eliminatorias de un reality show, en el que fue eliminado rápidamente. Posteriormente se dedicó al litigio en un exitoso despacho del que era socio, hasta que en 2018 apareció sorpresivamente como candidato a diputado local por Movimiento Ciudadano. Era natural que luego de lo que le hicieron a su padre, rechazara todo lo que huela a PRI.

En 2021 aspiró a la gubernatura de Nuevo León, pero esta nominación recayó en Samuel García, con resultados exitosos y el joven Colosio obtuvo la alcaldía regiomontona, que por supuesto no es cosa menor.

Con tan breve trayectoria, lanzarlo en 2024 puede ser precipitado. Lo lógico es que se desarrolle de manera natural, aspirando en 2027 a la gubernatura de Nuevo León y en 2030, probablemente a la presidencia de la República.

Sin embargo, tenemos aquí otra complicación. ¿Y qué tal si el momento político para su candidatura a la presidencia de la República es el año 2024 y no el 2030? ¿Quién le puede asegurar al joven Colosio que las circunstancias no van a cambiar de aquí a seis años para él? ¿Y qué tal si siendo gobernador de Nuevo León se da algún hecho o escándalo, fuera de su control que empañe su desempeño y se derrumben sus aspiraciones?

En estas lides hay algo bien importante, que se conoce como “el momentum político”. Si ese, se te pasa, puede que ya nunca jamás se te acomoden los astros para tu llegada. Y en 2024, por más verde que pudiera lucir Colosio, los astros están acomodándose: los partidos de oposición tienen la caballada más flaca de su historia y lo único que necesitan es un candidato externo que enarbole su lucha contra Morena. Colosio Riojas pareciera el perfil más adecuado para enarbolar una bandera de ese tipo.

La decisión no es nada sencilla. ¿Debe Colosio Riojas precipitar su carrera política para ir a la aventura presidencial? ¿O arriesgarse a que en 2030 las condiciones sean distintas? ¿Debe esperar a ser un perfil maduro? ¿O es un error someterse al desgaste natural que implica gobernar y ha derrumbado todo tipo de aspiraciones?

Dicen que historia es destino. Y por el legado de su padre, inevitablemente Colosio Riojas será candidato a la presidencia de México. La pregunta es cuándo será el momento adecuado para ello.

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