Amor de estudiante

Por Eduardo Borunda.

Analista

Existe un gran sueño en la gran mayoría de las familias mexicanas que pocas pueden alcanzar a ver en sus vidas… que sus hijos terminen una carrera universitaria que les permita tener una mejor perspectiva de desarrollo social, económico y cultural.

Es decir, existe en México un área de oportunidad enorme para que las familias alcancen a tener universitarios de primera generación en su seno.

¿Qué es un universitario de primera generación?

Es un estudiante que logra ingresar a una institución de educación superior y es el primero dentro de su familia directa (hijos de padres y madres que anteriormente no pudieron ingresar a este nivel educativo).

La familia tradicional en México se extiende más allá de la relación entre padres e hijos, ya que la integran los hermanos, los tíos, los abuelos y hasta los primos.

En estas fechas, el 23 de mayo, para ser precisos, quedó grabado una canción para quienes hemos tenido la oportunidad histórica para romper los paradigmas de un sistema que sentó las bases para apostarle al futuro a través de la inversión de la formación de profesionistas.

Amor de estudiante, también trae a nuestras mentes lo que pensábamos en secundaria, preparatoria o quizá en la universidad.

Amor de estudiante, amor de verano, también nos recuerda una poco de los grandes periodos vacacionales que gozamos como tales y en el cual nos dedicamos a jugar, a viajar, hacer proyectos, trabajar, conocer más de la vida y por supuesto, la inocencia de aquellos años nos permitió formar un carácter único y que nos distinguía como personas de esa edad, donde los “pecados de juventud” tenían el perdón “porque no sabíamos lo que hacíamos” o no medimos en su momento las consecuencias de nuestros actos.

Hoy en día ser estudiante ha pasado a ser un sinónimo de esperanza, pero también de exclusión. En las ofertas de trabajo se excluye a quienes son estudiantes, los mercados laborales donde se admiten a estudiantes, aprovechan la falta de experiencia para “explotar” en horarios que hacen imposible que estudien y trabajen, sin embargo, también piden casi exclusividad, lo cual trae como consecuencia la deserción escolar.

El romanticismo de ser estudiante de cualquier nivel se rompe también con las nulas o pocas oportunidades que tienen niños, jóvenes y adolescentes para acceder a la educación, se en consecuencia en jóvenes que no estudian y no trabajan.

El resultado final de lo anterior son los famosos NINIS, que son una expresión degradada de los jóvenes a nivel mundial.

Al respecto hay un artículo que pueden consultar en la biblioteca digital de la revista Noesis (https://erevistas.uacj.mx/ojs/index.php/noesis/article/view/230/4980).

Donde se aprecia que los Ninis, tienen más desventaja en todos los campos del conocimiento y las competencias profesionales que los estudiantes, que los trabajadores y por el contrario quienes trabajan y estudian tienen los mejores conocimientos y las mejores competencias por encima de los tres grupos anteriores de jóvenes mexicanos.

Nunca es tarde para aprender, de hecho, en la realidad todos los días aprendemos.

Las palabras sabias de Sócrates, “Sólo sé que no sé nada”, se referían precisamente a que entre más conocimientos obtenía más se daba cuenta que había una gran ignorancia de las cosas que desconocía. Hoy, en el mundo del “Internet de las cosas”, los retos son más sofisticados ya que las empresas y las organizaciones humanas deben tener sistemas flexibles, automatizados, trabajar en soluciones en tiempo real, generar contenidos y productos que midan la satisfacción de los usuarios.

Debemos entender que la sociedad ha cambiado y las organizaciones deben cambiar para adecuarse a las nuevas realidades.

El reto de los actuales estudiantes no es ya festejar o conmemorar un día del estudiante, sino adaptarse a las realidades del mundo y de nuestro entorno.

Un estudiante íntegro, con conocimientos en sistemas y aplicaciones tecnológicas, manejo de información, dominio de idiomas, uso de redes sociales, innovadores, creadores de contenidos.

En conclusión, nuevas competencias, nuevos conocimientos, nuevas actitudes y habilidades para una nueva sociedad. Feliz día del estudiante.

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