Ciudad de México – Agencias – Alejandro Sandoval Murillo, un analista explico que existe la posibilidad de ampararse ante la posibilidad de que el Gobierno arranque con la exigencia de datos biométricos como voz, iris, huellas digitales y que éstos puedan caer en manos de delincuentes.

Explicó que entre distintas agrupaciones de abogados en el país, ya se analiza la posibilidad de amparos colectivos en contra de la medida aprobada por la mayoría de Morena en el Senado.

Pero las preocupaciones no son infundadas, pues en el 2008 se creó una medida similar llamada Renaut que recabó datos personales de millones de personas en el país con una línea de teléfono móvil. Sin embargo, en 2010 los datos se pusieron a la venta en Internet por 500 pesos.

Rodrigo Sámano, CEO y fundador de ISLA (Intelligence Services Latin America) mencionó en entrevista con Unocero que este padrón no garantiza que se reduzca la tasa de delitos relacionados con la extorsión, sino que incluso puede crear más problemas de los que busca resolver, pues expone al usuario al mal uso de su información.

Además, recalcó que para solucionar el problema de las llamadas de extorsión desde los penales no se necesita recabar información biométrica de los usuarios, solo es necesario colocar inhibidores de señal para que las llamadas no entren ni salgan del penal.

«Vamos a ver muchas suspensiones en los próximos días», dijo Sandoval Murillo, en relación a las decisiones de los jueces de proteger a quienes se amparen para evitar dar al gobierno datos tan sensibles.

Los expertos aseguran que existe una posibilidad de que el padrón de datos de los usuarios tenga el mismo destino que sufrió la base de datos del Renaut, sobre todo porque existen 3 participantes en esta cadena de información.

El primer punto son los operadores, que tendrán que recolectar la información biométrica del usuario; posteriormente los datos serán entregados al IFT, y este organismo deberá entregarlos a las autoridades cuando sean solicitados.

Para ambos investigadores en ciberseguridad el riesgo más grande es que los datos se filtren, pues no es lo mismo robar el número de una tarjeta de crédito que la huella dactilar de una persona.

“Cuando esto se filtre, que ya hemos tenido historial, va a ser extremadamente fácil seguir extorsionando y robando a la gente al tener su información biométrica, incluso esto podría desencadenar delitos nuevos”, mencionó Rodrigo Sámano.

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