10 de Abril de 2020

Los Ángeles – AP — Los investigadores que compiten por desarrollar una vacuna para Covid-19 se enfrentan a una tarea aún más urgente: el coronavirus se ha recuperado en Asia a pesar de los esfuerzos para reducirlo. 

Han surgido nuevos casos de la enfermedad en Wuhan, Singapur y Hong Kong luego de que los gobiernos levantaran algunos de sus controles de distanciamiento social, según informó Los Angeles Times.

Eso eleva las apuestas para los científicos que participan en un esfuerzo global y sin paralelo para desarrollar una vacuna. Según los principales investigadores, más de 125 organizaciones, incluidas las principales compañías farmacéuticas, laboratorios gubernamentales y las mejores universidades, están trabajando en una vacuna u otros tratamientos.

“Ninguna respuesta había sido tan rápida antes”, dijo Phyllis Arthur, vicepresidenta de enfermedades infecciosas y política de diagnóstico en BIO. “Pasamos de la secuenciación genética a las posibilidades de tratamiento en cuestión de semanas”.

Incluso con una vacuna, Covid-19 seguirá siendo una amenaza, porque los investigadores no están seguros de si el virus que lo causa podría mutar en los próximos años, reduciendo su efectividad y obligando a modificarla.

“Lo que no sabemos sobre este virus es cuál es su ritmo de evolución”, dijo David Rakestraw, un físico químico del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore. “No esperes que esto desaparezca pronto. El virus está en la población ahora y evolucionará”.

El mes pasado en el estado de Washington comenzó un ensayo de vacuna en una etapa temprana para determinar la seguridad del medicamento. Se pronostica que otros comenzarán a principios del verano. Pero los ensayos de la segunda etapa, aislar el medicamento y establecer una base de fabricación, tomarán mucho más tiempo.

El aumento en la investigación es en gran medida orgánico, no ordenado u organizado por el Gobierno federal. La inversión privada está financiando la mayor parte del trabajo actual. Pero el Congreso aprobó 11 mil millones de dólares en fondos para la respuesta a Covid-19.

A nivel federal, el sistema nacional de laboratorios de Estados Unidos tiene aproximadamente mil científicos y médicos a su disposición, y opera la red de supercomputadoras más grande del mundo.

Amgen, que se anuncia a sí misma como la empresa de biotecnología independiente más grande del mundo, anunció la semana pasada que se asociará con Adaptive Biotechnologies para desarrollar anticuerpos que puedan ayudar en el tratamiento de los enfermos y brindar varias semanas de protección a los sanos, dijo el doctor David Reese, vicepresidente ejecutivo de investigación y desarrollo.

La compañía –que tiene 8 mil 200 empleados– está utilizando computadoras de alta velocidad para detectar millones de células humanas de pacientes recuperados para identificar anticuerpos efectivos contra el virus, dijo.

Reese y otros expresaron que la cantidad de fondos es adecuada para moverse lo más rápido posible, aunque la fabricación para producir miles de millones de dosis requerirá una empresa industrial mucho más grande.

Hay pocas posibilidades de un milagro a corto plazo. Una vacuna posible se estima dentro 12 a 18 meses, pero los tratamientos para los infectados pueden llegar mucho más rápido, posiblemente dentro de este año, dijeron los expertos.

Una vez que una vacuna se desarrolle y pruebe con éxito, es probable que el Gobierno actúe con cautela para aprobar su uso general. En una crisis como la actual, la Administración de Drogas y Alimentos tiene la capacidad de emitir una “autorización de uso de emergencia”, aunque podría limitarse a las personas en la primera línea de la batalla contra la enfermedad.

Según los estándares históricos, de 12 a 18 meses sería la velocidad de la luz en comparación con el desarrollo de otras vacunas. Por ejemplo, la primera epidemia de poliomielitis en Estados Unidos ocurrió en 1894, pero continuó mutilando a miles de personas cada año hasta que Albert Sabin autorizó la vacuna oral en 1960. El descubrimiento de Sabin resultó en la eliminación de la enfermedad en 1994, al menos en territorio estadounidense.

Nadie en la investigación espera que el mundo se distancie socialmente durante décadas. “Estamos comprometidos a avanzar tan rápido como sea humanamente posible”, dijo Reese.

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