Nueva York, Nueva York – El flujo de inmigrantes y refugiados hacia Estados Unidos aumentó durante el año pasado, ayudando a reponer la fuerza laboral estadounidense después de un descenso que empezó con las restricciones impuestas por la administración Trump y que fueron acompañadas por la pandemia.

La administración Biden ha estado acelerando el proceso de otorgamiento de visas y utilizando ampliamente los programas de permisos humanitarios para migrantes que huyen de la guerra y la inestabilidad económica.

Esos esfuerzos han provocado una recuperación de la población nacida en el extranjero —lo cual es una noticia que fue recibida con agrado por la Reserva Federal, que ha estado preocupada de que la persistente escasez de trabajadores pueda generar un incremento en los salarios y que la inflación se arraigue.

El reporte de empleo para el mes de enero que fue dado a conocer el viernes, muestra una creación de 517 mil empleos y confirma que la economía continúa demandando más empleados.

El moderado crecimiento del salario sugiere que suficientes trabajadores están arribando y eso mantiene a raya los costos.

Sin embargo, a pesar del resurgimiento de la fuerza laboral extranjera, aproximadamente cuatro quintas partes son personas que tienen un permiso legal para trabajar en Estados Unidos, y no hay cuellos de botella.

La inmigración legal sigue por debajo de los niveles anteriores a Trump. Cientos de miles de personas esperan entrevistarse con los oficiales consulares de Estados Unidos para obtener visas de inmigración.

Millones de casos de petición de asilo están pendientes y el obtener la autorización para trabajar de los que ya están en el país podría tomar años.

El incómodo estado de las políticas de inmigración, que ha sido un polémico tema político durante años, lo ha sentido diariamente Al Flores, el asesor general de un grupo de restaurantes Tex-Mex en Houston y quien es dueño de un restaurante.

Cuando los restaurantes redujeron sus empleados durante la pandemia, muchos de ellos se fueron a lugares que estaban contratando —como la industria de la construcción— y la recontratación fue un desafío, tomando en cuenta el marcado desplome de la inmigración en el 2020.

Actualmente, la empresa emplea unas 2 mil 500 personas, por lo menos el 12 por ciento de los que pueden trabajar de acuerdo al programa DACA, que ha estado en peligro desde que Trump decidió darlo por terminado.

Cortesía: Cosmopolitan Press

Otro 10 por ciento cuenta con un estatus de protección temporal, una designación otorgada a personas que han huido de sus países que están en problemas, y a los que usualmente se les permite quedarse en Estados Unidos durante años.

La política de inmigración tendrá un impacto sustancial en el suministro de trabajadores en el país, que se ha estado ampliando más lentamente, ya que los trabajadores nativos han tenido menos hijos.

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