AP – Corea del Norte acusó a Estados Unidos de “política hostil” por permitir que Corea del Sur construya misiles más potentes y advirtió que podría llevar a una “situación aguda e inestable” en la península coreana.

Es la primera respuesta de Corea del Norte a la cumbre del 21 de mayo entre los presidentes Joe Biden y Moon Jade-in, en la cual se puso fin a las restricciones del gobierno norteamericano que limitaban el desarrollo de misiles de Corea del Sur y permitieron a su aliado desarrollar armas de alcance ilimitado.

La acusación de que la política de Estados Unidos es hostil hacia Corea del Norte es importante porque ésta señaló que no volverá a las conversaciones y que ampliará su arsenal nuclear mientras dicha decisión se mantenga.

Sin embargo, la última declaración se atribuyó a un comentarista individual, no a un organismo gubernamental, lo que sugiere que Corea del Norte aún puede querer dejar espacio para una posible diplomacia con la administración de Biden.

“El paso de la terminación es un duro recordatorio de la política hostil de Estados Unidos hacia (Corea del Norte) y su vergonzoso doble juego”, expresó Kim Myong Chol, un crítico de asuntos internacionales, según la oficial Agencia Central de Noticias de Corea.

Myong Chol subrayó que es un error “grave” que Estados Unidos presione a Corea del Norte, pues consideró que con ello se genera una desequilibrio “asimétrico” que podría desatar una guerra entre los dos países asiáticos.

El gobierno estadounidense prohibió anteriormente a Corea del Sur el desarrollo de un misil con un alcance superior a los 800 kilómetros por temor a una carrera armamentística regional.

El alcance es suficiente para que un arma surcoreana pueda golpear toda Corea del Norte, pero es insuficiente para alcanzar posibles objetivos clave en otros vecinos como China y Japón.

Algunos observadores surcoreanos celebraron el fin de las restricciones como un restablecimiento de la soberanía militar, pero otros sospecharon que la intención de Estados Unidos era impulsar la capacidad militar de su aliado en medio de una rivalidad con China.

El comentarista Kim acusó a Washington de intentar desencadenar una carrera armamentística, frustrar el desarrollo norcoreano y desplegar misiles de alcance intermedio dirigidos a países cercanos en dicha zona.

El gobierno surcoreano dijo que “observa con prudencia” la reacción de Corea del Norte, aunque la portavoz del Ministerio de Unificación, Lee Jong-joo, no quiso hacer ningún otro comentario, ya que las palabras se atribuyeron a un individuo y no a una declaración oficial del gobierno norcoreano.

La declaración de Corea del Norte se produce en un momento en el que el presidente Joe Biden perfila un nuevo enfoque sobre la nación liderada por Kim Jong-un, en medio de unas conversaciones que llevan mucho tiempo inactivas sobre el programa nuclear del país.

Durante su cumbre, Biden y Moon Jae-in, afirmaron que la nueva revisión de la política estadounidense sobre Corea del Norte “adopta un enfoque calibrado y práctico que está abierto a la diplomacia y la explorará”.

Funcionarios estadounidenses sugirieron que Biden adoptará una política intermedia entre sus predecesores: el trato directo de Donald Trump con el líder norcoreano Kim Jong Un y la “paciencia estratégica” de Barack Obama.

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