México — Cruz Azul, el campeón, peleó hasta el último minuto, pero entre la conducta de sus aficionados y la falta de puntería de sus atacantes, terminó por perder por 1-0 ante León. El resultado lo aleja de la posibilidad de entrar a los puestos que dan un pase directo a la liguilla y ahora depende de otros resultados.

En el momento que todo Cruz Azul estaba tirado sobre la portería de Rodolfo Cota, el grito homofóbico apareció en las gradas del estadio Azteca. Lo que provocó que en la tercera y cuarta ocasión que se escuchó se tuviera que detener el partido, mermando el rendimiento del equipo del peruano Juan Reynoso.

El acto del público se convirtió en el clímax del juego, porque Romulo Otero, Luis Romo y compañía le reclamaban a Fernando Guerrero, impotentes, de que el juego estaba detenido, pero al mismo tiempo atados de mano, por la conducta de sus aficionados.

El grito apareció cuando más contacto tenía Rodolfo Cota con la pelota, pero eso se produjo precisamente porque Cruz Azul estaba sobre el arco del León para tratar de emparejar el 1-0 que consiguió la visita, en el primer tiempo, gracias a un autogol de Nacho Rivero. La fuerza que enseñó Montoya y el empuje de Ángulo ahí acabaron.

La pausa por el grito homofóbico sirvió para que el León recuperara la calma y aún así Cruz Azul tuvo más oportunidades para empatar, pero los jugadores del campeón estaban aturdidos, el único que pudo hacer la diferencia fue Luis Romo, que reventó el poste, en el último minuto de juego.

La Máquina Celeste del Cruz Azul cayó ante el León, entre otras cosas, porque sus propios aficionados le pusieron el pie con el grito homofóbico.

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